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Lo que hay detrás de unas fotos hermosas: Anécdota en Campo de Criptana

En algún lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…en esta ocasión no vivía un viejo hidalgo, sino que estaba yo en búsqueda de un paisaje hermoso, un pueblo acogedor, cuyos molinos de viento inspiraron a un famoso escritor, sin pensar que luego me perdería.

Esta historia no se reconocerá nunca como una obra famosa literaria, a diferencia del Quijote. Es tan solo un relato de una de aquellas anécdotas de cosas que suceden en los viajes y que te llenan de aprendizaje.

El plan

Desde que llegué a España, un mes antes de llegar al sitio en cuestión, decidí que, como estaría varios días por Madrid, dedicaría uno de los días para ir a conocer el pueblo cuyos molinos de viento inspiraron a Cervantes con su obra famosa.

Tal como suelo hacer siempre antes de ir a algún lugar, le pregunté a mi buen amigo Google, sobre los Molinos de viento manchegos y encontré que no es solo un pueblo. Hay una ruta de molinos de viento llamada la Ruta del Quijote y sonaba muy interesante realizarla, pero, yo iba a ir sola, y no tenía vehículo, así tenía que escoger la que tuviera más facilidad de transporte público para llegar.

Por eso me decidí por Campos de Criptana, un municipio de Ciudad Real, que queda aproximadamente a 1 hora y media de Madrid en tren. Además se dice que fue el que inspiró a Cervantes para escribir la escena de lucha entre el Quijote y los molinos.

Aquí un paréntesis: En España hay mucha facilidad de transporte público intermunicipal y entre países incluso, es muy bueno el sistema de transporte, cabe destacarlo. Pero igual hay lugares en los que no hay tanta frecuencia o facilidad de transportarse, perfecto no hay nada en esta vida.

Volviendo a la historia, aunque decidí el lugar que visitaría para conocer los molinos, no se me ocurrió comprar el tiquete de tren con antelación, primer error, que más adelante sabrán por qué.

El día de la anécdota

Llegué a la estación de trenes de Atocha a las 11 am porque quería disfrutar toda la tarde en el pueblo deleitándome con los paisajes. Miré en mi móvil para comprar mi tiquete pero en la app de trenes no había sino un tren que salía antes de las 4 pm, no había cupo en ningún tren más temprano.

Atocha estación central de trenes de Madrid

Convencida de que conseguiría tren más temprano, fui a la taquilla de la estación, tomé un turno y esperé, hacía mucho calor pero no era mucha la gente y dentro de la zona de compra de tiquetes, había aire acondicionado, no muy fuerte pero algo refrescaba.

Cuando me atendieron, pregunté emocionada por el tren que saliera más rápido para Campo de Criptana, pero, solo había cupo en el tren de las 2:30 pm, no había otra opción.

Y me sorprendí cuando me informaron que solo había cupo para el regreso en el tren de las 6pm, osea que solo tendría 2 horas. Me entró una rabiecita menuda por un rato, pues recordé que pude haber comprado con mucha anticipación los tiquetes y no habría pasado esto, culpa mía.

Pero luego pensé que era el tiempo adecuado, pues seguramente era un pueblo pequeño y no requería caminar mucho. Así que compré de una vez ida y regreso, por 40 Euros en total, y me fui a caminar y luego a almorzar para hacer tiempo hasta que llegara el tren.

Esperando

Fueron tres largas horas que me pasé caminando por los jardines interiores de Atocha, la estación de trenes, y luego almorzando. Alrededor de las 2pm me fui a la sala de espera, la que tenía aire acondicionado, ya que el calor seguía siendo intenso y me senté a esperar por fin el tren.
Pero dieron las 2:30 pm, y no llegó el tren, 2:40 pm y nada, fui a preguntar con temor a perderlo, pero no dijeron nada, solo que debía esperar, y que igual a Criptana Llegaba puntual.

Antes de las 3 de la tarde, apareció en la pantalla que estaba retrasado, pero que su llegada era a las 3 pm.
Dieron las 3 de la tarde y muchas personas salimos corriendo luego de que en la pantalla publicaron el andén al que llegaría este.

Bajé las escaleras tan rápido como el dolor de mi rodilla izquierda me dejaba, y llegué al andén justo cuando se abría la puerta del tren, así que de un brinco me subí al vagón, para que por nada del mundo me dejara.

Aunque ya adentro me percaté de que mi vagón era el 1 y yo estaba en el 4, pero gracias a Dios tenía puertas internas, así que fui a buscar mi lugar y me senté a descansar.

Camino a Molinos de viento Campo de Criptana

Todo el camino estuve pendiente de la estación para no pasarme y efectivamente antes de las 4 pm, empecé a ver a lo lejos unos molinos de viento y la emoción me invadió.

Y, minutos después, me bajé en la estación Campo de Criptana.

Por fin rumbo a los molinos de viento

Cuando salí de la estación, busqué en mi compañero de viajes llamado Google Maps el camino para llegar a los molinos de viento a pie y comencé el recorrido, atravesando lindas pero solas calles, en medio de un solazo impresionante de verano, a unos 35°C o quizás más, pero no lo quiero recordar.

Google maps me guió bien, aunque la caminada no fue tan corta como esperaba, fueron 24 minutos bajo el inclemente sol  pero acompañada de una botella de agua y gafas de sol, no se hizo tan complicado.
En los últimos 10 minutos de camino, comencé a ver los imponentes molinos de viento y apresuré el paso, aunque era en subida por un terreno árido, entonces no era tan rápida la caminada.

Molinos de viento Campo de Criptana

Los imponentes molinos de viento ahí estaban

Y llegué, y fui feliz, muy feliz.

Los observé, les tomé fotos, y obvio me tomé fotos, y después de la larga sesión, si entré a conocer dos molinos, y aprendí de su funcionamiento, que no relataré en este post, para no alargarlo más.

No alcancé a entrar al museo de Sara Montiel, ya que quería recorrer los lugares con mensajes del Quijote y ver las casas blancas con azul muy lindas, y tomarles fotos.

Amé ese lugar, que no es grande pero es hermoso y la vista espectacular.

Hasta ahí todo marchaba muy bien, cuando miré el reloj ya eran las 5, y mi tren salía a las 6pm, por eso me sentí tranquila. Además, en bajada seguro llegaría más rápido.

El regreso

Iba a comprar algo de tomar, pero decidí más bien esperar a llegar a la estación.

Y comencé el recorrido de regreso, pero no quise volver por el mismo camino por el que subí sino por otro, porque según pensé, sería más cerca y conocería otra parte del pueblo, sin saber que ese sería el segundo error que cometí.

Al principio había una vista hermosa, unas calles encantadoras. Luego llegué a un molino en medio de casitas y a un mirador en el Cerro de La Paz, desde donde se veían de nuevo los molinos de viento.

Tomé fotos, videos y disfruté la vista un buen rato, sin darme cuenta que se pasó el tiempo. Eran ya las 5:20 pm y tenía aún tiempo para llegar

Comencé a bajar por una calle con muchos escalones anchos y al final había una fuente, cuyo nombre me dió risa: «Fuente del Moco», obvio no pude dejar de tomar la respectiva foto (para recordar investigar luego, el por qué ese nombre)1 y aprovechar para revisar Google maps, para saber que dirección seguir.

Y continué el camino, por la calle de enfrente, luego volteé a la izquierda para seguir bajando.
El calor empezó a desesperar, pero yo seguí con paso cada vez más rápido.

Y me perdí

Cuando llegué a una parte plana, el GPS me dijo que debía tomar la calle de la derecha, así que giré hacia ese lado.

Y sentía que seguía pasando y pasando calles sin fin y no avanzaba.

Pasé por un supermercado, exactamente era un Mercadona, e iba a entrar a comprar agua, pero no había tiempo, eran las 5:35pm y Google me mandó para otra calle distinta, a la izquierda.

Caminé 4 calles más pero Google me hizo devolver y me mostró que me faltaba aún más de 15 min para llegar. Ahí sentí que estaba dando vueltas y llegando al mismo lugar, así que busqué a quién preguntar como llegar a la estación.

Para encontrar una persona, tuve que caminar otras 3 calles, hasta que un señor mayor, muy amable, me indicó que la estación estaba cerca.

«te falta poco, debeis caminar hasta allá al final de esa calle, donde está esa casa blanca, cuando veas la escultura del Quijote, baja a la derecha y en 4 calles, ya está» me dijo.

El problema es que ese «allá al final de esa calle» estaba a 5 calles de distancia, o 6 calles, no recuerdo, pero era lejos. En ese momento ya tuve que caminar más rápido y la rodilla dolía pero no podía parar.
Ví el Quijote y le tomé foto obviamente, y empecé a caminar más rápido.

Google marcó q faltaban 7 minutos para llegar, cosa que me tranquilizó, pero la batería del móvil estaba a 5%, cosa que me volvió a intranquilizar.

Estuve otra vez en un barrio pasando y pasando calles y no reconocía nada de la ida, me sentí realmente perdida y miré el móvil, marcaba las 5:55 pm.

Ayuda divina

Le mandé audio a mi madre, ya que ella tiene conexión fuerte con el Espíritu Santo, para que rezara y así alcanzara a llegar al tren, o este se retrazara, aunque era poco probable.

En el de las 7 seguramente no me dejarían subir y en el camino de ida había investigado que no habían buses para Madrid en la noche.
Mientras caminaba o más bien corría, me preocupé pensando que si me dejaba, no sabía donde iba a dormir, me sentía en medio de la nada.

Pero seguí corriendo y encontré un muchacho en el camino, también muy amable que me dio indicaciones detalladas para llegar a la estación.
Miré la hora en el móvil y pum se descargó la batería, así que no hice más que correr.

Tenía mucha sed y comencé a sentir un poco de mareo, y eso me asustó, porque recordé que había leído antes que había que cuidarse de los golpes de calor.

Sentir dolor de cabeza, mareo, mucha sed, desorientación, podrí significar que se tiene un golpe de calor y debía ir al médico.
Y efectivamente, tenía algunos de los síntomas, pero esperaba que fuera solo el desespero por llegar al tren.
Corrí como 6 calles, y me alegré cuando vi una calle conocida y un pequeño letrero de que la estación estaba cerca y que alegría me dio.

Y llegué

No paré de correr, hasta que ya vi la estación a la derecha, pero no ví tiendas ni nada para comprar agua.
Cuando entré a la estación, miré el reloj redondo de la pared, eran las 6:20 pm y a mí casi me da algo.

El mareó pasó pero la incertidumbre no, así que lo primero que hice fue ir a la pequeña oficina a hablar con el encargado para preguntar si me podía ir en el tren de las 7 pm.

Me tocó esperar más de 5 minutos porque el señor hablaba y hablaba por teléfono sin parar.
Mientras tanto, busqué la máquina dispensadora de bebidas y estaba dañada. Entonces entré al baño y llené la botella que llevaba vacía desde la ida, con agua de la llave. Pensé dos veces en tomarla, no quería dañarme el estómago, no sabía que tan potable o tratada era, pero, era eso o deshidratarme.

Tomé dos sorbos mientras fui a la oficina, y escuché al señor decir a su interlocutor «no ha llegado» , «retraso» y sentí una luz de esperanza.

La ayuda divina funcionó

Vi a 3 muchachos inquietos mirando la pantalla y miré también, decía que el próximo tren llegaba a las 6:00pm, pero ya había pasado esa hora y no había llegado.

Así que les pregunté y me dijeron que el tren de las 6 pm se había retrasado, cosa que no era usual, ya llevaba 25 minutos de retraso.

Yo nunca me sentí tan aliviada, me senté o más bien me tiré en una silla frente a la pantalla, busqué el enchufe para poner a cargar el móvil y avisé a mi madre que su labor había funcionado y el Espíritu Santo la había escuchado.

Y a las 6:30 llegó el tren, obviamente fui de las primeras personas en subir, busque mi asiento y me relaje. Las máquinas del tren también estaban malas, así que terminé tomándome el agua de mi botella, la disfruté mucho con la sed que tenía.

Llegué a casa a las 8:30 pm, exhausta pero feliz, con mi estómago peefecto y con muchas lecciones aprendidas.

Lecciones/recomendaciones

  1. Siempre comprar tiquetes de tren con anticipación, no esperar al mismo día. Para comprar tiquetes de tren en España recomiendo: www.omio.es
  2. No te confíes de Google Maps, a veces te engaña.
  3. Ten siempre tu PowerBank contigo
  4. Trata de salir con mucha anticipación a tus compromisos, es mejor esperar en las estaciones que tener que correr desesperado.
  5. Siempre mantenerte hidratado, no te confíes y busca llenar tu termo o comprar reservas, sobretodo si es verano, hace mucho calor y harás caminatas largas.
  6. Perderse tampoco es tan malo, de hecho se aprende mucho.

Y…No importa las circunstancias, siempre saca algo bueno de todo lo que te sucede.

En mi caso, lo bueno es que conocí todo un pueblo muy lindo y tranquilo. Encontré gente amable y nunca dejaré de tomar agua…y aprendí lo que no se debe hacer.

Lugave 😊

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  1. Fuente del Moco:
    La Fuente del Moco, situada en la calle del Caño en los pies de la escalinata que sube al Cerro de la Paz. Una fuente que servía también para abastecer a la zona.
    El nombre podría venir del hecho de que allí cerca estaba hace tiempo situado el colegio y por la fuente pasaban todos los pequeños.
    Www.turismociudadreal.com
    ↩︎

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